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“Y nunca hubo antes de él rey alguno como él que se tornó a Jehová con todo su corazón y con toda su alma y con todas sus fuerzas, conforme a toda la ley de Moisés; ni después de él se ha levantado otro como él” (2º Reyes 23:25).

La verdadera conversión abarca el total de una persona. Sin una conversión verdadera, solo habrá un religioso más. Desde la perspectiva de las Escrituras, la conversión incluye una integralidad del individuo, y no solamente es un aspecto espiritual o emocional. La evidencia de la salvación debe manifestarse en todo el ser de la persona salvada.

En este texto encontramos que este rey se convirtió en tres áreas, que son las que pide Dios como evidencia de una conversión auténtica, según Deuteronomio 6:4. La “conversión” es “cambiar de mentalidad”, es rechazar y abandonar una idea para afirmar y defender otra, pero en el sentido de abandonar una mentira para seguir con fidelidad una verdad.

Primero observamos que Josías se convirtió “con todo su corazón”. El corazón es el asentamiento del espíritu, es la parte más profunda del ser humano. El espíritu es quien tiene esperanza, anhelos, convicciones e intuición. La conversión no comienza con el cuerpo ni con el alma, debe surgir del corazón. Cuando una persona se convierte de corazón, demostrará un cambio auténtico en su vida, una transformación completa. ¡Qué necesario es que una persona comprenda que las emociones no son asuntos de relevancia, y que el corazón es la clave de su cambio! Pero muchos tienen el “corazón entenebrecido” (Rom. 1:21).

Lo segundo que vemos, es que Josías se convirtió “con toda su alma”. El alma es el asiento de las emociones, los pensamientos, las inclinaciones. Una conversión real de corazón producirá una conversión real del alma. Pero una conversión del alma, sin conversión del corazón, solo hará un religioso. Muchos se cambian de su religión a la fe bíblica, pero no por convicciones, sino por una emoción. ¿No ha notado como las personas son leales a su denominación, religión y herencia familiar? ¿No ha notado como todas esas buenas cosas terminan desplazando las sanas doctrinas de la Biblia? Josía, al convertirse de corazón, pudo convertirse auténticamente de su alma, abandonando sus creencias emocionales.

Existe una diferencia entre creencia emocional y creencia de la verdad. La creencia emocional está fundamentada en el sentir, y se mueve por el sentir. Una persona que cree en cierta doctrina no podrá abandonarla porque “siente que hace mal”, o porque “siento que esa doctrina es la verdad”, porque aprendió hace muchos años esa enseñanza que a llegado a amar y a apreciar. La creencia de la verdad es aquella que se fundamenta en los hechos, en la verdad expuesta, en los diferentes puntos de prueba que dan convicción. La creencia de la verdad siempre cambiará la creencia emocional, pero el individuo debe realmente creer en la verdad, porque de no hacerlo, aunque externamente acepte ciertos postulados de la verdad, su corazón seguirá amando la creencia emocional.

Lo tercero que vemos, es que Josías se convirtió “con todas sus fuerzas”. Las acciones demuestran las convicciones. No es verdad que amamos al pobre si no queremos dar para ellos; tampoco es cierto que amamos a Dios si no queremos asistir a la iglesia, o no queremos ofrendar o nos resistimos a apoyar misiones. La verdadera fidelidad se expresa con el hacer. Jesús dijo: “Si me amáis, guardad mis mandamientos”. Si una persona dice amar a Dios pero no estudia para poner en práctica la Escritura, es un mentiroso; esta persona ama a Dios emocionalmente, pero no verdaderamente.

Estimado lector, si Dios realmente es el centro de su vida, y si Dios realmente es el Ser en el cual usted confía, ¿por qué actúa como si no creyeras en sus palabras? ¿Por qué te inquietas y de opones a lo que Él pide en su libro? Las multitudes se irán con la sabiduría humana, con las creencias emocionales; pero los que entienden la verdad de Cristo, irán tras las enseñanzas de la Biblia. No podemos aceptar las enseñanzas de personas que son populares y famosas, solo porque todos los aceptan; es necesario seguir la verdad y no las emociones intelectuales. La sabiduría humana es un engaño que conduce a muchos a la perdición.

Le invito a ser como Josías, y busque la verdad y créala de todo corazón, alma y fuerzas.