Autonomía de la Iglesia Local

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«Y sabéis también vosotros, oh filipenses, que al principio de la predicación del evangelio, cuando partí de Macedonia, ninguna iglesia participó conmigo en razón de dar y recibir, sino vosotros solos» –Filipenses 4:15.

Uno de los distintivos mayores de los bautistas, así como de sus antecesores espirituales, ha sido su firmeza en contra de las presiones de la Iglesia Romana, y otras iglesias estatales, de someterse a sus respectivas autoridades eclesiásticas. Cuando el someterse a la autoridad de la jerarquía eclesiástica hubiera resultado en una tregua de paz, aquellos hermanos sólo conocieron un compromiso y éste con el Señor que les rescató y con su Palabra. Por tanto, muchos sufrieron prisiones, y aun la misma muerte, por su convicción que cada iglesia debía ser autónoma e independiente de las demás. La autonomía de la iglesia local estriba en el gobierno congregacional de cada iglesia, que a su vez yace en el sacerdocio de todos los creyente. Si los creyentes no ejercen su derecho de sacerdocio personal, un gobierno congregacional no puede existir en la iglesia, y la iglesia local perderá su autonomía, ya que queda incapacitada para gobernarse a sí misma.

Algunas iglesias Bautistas ejercen un «gobierno democrático, acerca del cual Justo Anderson escribe:

«Un diccionario define así: «La democracia es la creencia en la igualdad social, o la práctica de la misma; es la ausencia de elitismo». Pero el hombre que se entrega completamente al señorío de Cristo no puede tener otro concepto sociológico. Luchará por la igualdad de todos los hombres ante Jesucristo y por la eliminación de las castas y las clases (Mat. 23:8-9)… La democracia y la autonomía, palabras bautistas distintivas, no significan ni la anarquía individual, ni la independencia social, sino significan un esfuerzo por dejar abierta la puerta entre «Dios y el hombre, entre el Espíritu Santo y la congregación». Ante Jesucristo todos los hombres son iguales. Una élite no puede existir en una congregación bautista.» (Historia de los Bautistas, pp.65-66)

Pero ese no es el concepto de la palabra «iglesia». El término no tiene una connotación democrática, tiene una connotación de un pueblo reunido, guiado por las leyes establecidas y sujetos a un Emperador. Por eso, cuando decimos «Autonomía de la iglesia local» significa que cada iglesia es soberana en sus asuntos, y no puede ser controlada por ninguna junta directiva, sistema de jerarquía ni ninguna otra iglesia, sino solo por las Escrituras, por la Palabra de Dios. La iglesia NO PUEDE cambiar o decidir sobre las doctrinas bíblicas.

¿Qué Es lo que Constituye una Iglesia Bautista?

Una definición más completa de lo que es una iglesia bautista:

Creemos que la Iglesia es una congregación de creyentes bautizados, asociados mediante un pacto de fe y de comunión en el Evangelio; que observa las ordenanzas de Cristo (el Bautismo y la Cena del Señor), y es gobernada por sus leyes; que ejerce los dones, derechos y privilegios investidos en los miembros por la Palabra de Dios; que sus oficiales bíblicos son pastores (también llamados obispos y ancianos) y diáconos, cuyas cualificaciones, derechos y obligaciones se definen claramente en las Escrituras; que la verdadera misión de la Iglesia se halla en la Gran Comisión: (1) hacer discípulos individuales, (2) bautizarlos y (3) enseñarles a guardar todo lo que nos mandó Cristo; que la Iglesia local tiene el derecho absoluto de autogobierno, libre de toda intervención jerárquica, porque la única y la sola autoridad es Cristo por medio del Espíritu Santo; que es bíblico que verdaderas iglesias cooperen unas con otras en afirmar la Fe y el progreso del Evangelio; y que en todas las cuestiones de comunidad, de gobierno, de disciplina y de benevolencia, la voluntad de la Iglesia local es definitiva. (Mateo 16:18; 18:20; 28:18-20; Efesios 5:23; 1 Timoteo 3:1-13; Hechos 2:41-47). (Estatutos de la Iglesia Bautista Bíblica de Móstoles).

Formas Equivocadas de Gobernar la Iglesia

El Gobierno Episcopal

El Gobierno Episcopal es la forma de gobierno donde los obispos deciden todo de la iglesia. La palabra «episcopal», deriva del latín episcopatus, y éste del griego episkopé, que al español de traduce como «obispado» (1ª Tim. 3:1). «Obispo» procede del griego epískopos (1ª Tim. 3:2; Tito 1:7; 1ª Ped. 2:25).

El «Episcopado. Gobierno de la iglesia por los obispos; aquella forma de gobierno eclesiástico, en la cual los obispos diocesanos son establecidos, como distintos de y superiores a los sacerdotes y presbíteros.» (American Dictionary of the English Language, Ed. 1828, Noah Webster)

«Los que practican esta forma de gobierno sostienen que Cristo, como Cabeza de la Iglesia, encomendó el gobierno de la Iglesia directa y exclusivamente a una orden de prelados u obispos, como los sucesores de los apóstoles; y que El constituyó estos obispos en una orden separada, independiente y perpetua dentro de sí. En este sistema la comunidad de creyentes no tiene en absoluto ninguna voz en el gobierno de la Iglesia.» (Louis Berkof, Teología Sistemática, p.579)

Esta fue la forma de gobierno practicada por la Iglesia Católica en los primeros siglos y actualmente es practicada por la Iglesia Anglicana (Episcopal) y la Iglesia Metodista.

El Gobierno Papal

El término «Papa«, deriva del latín papas, y éste del griego páppas, y es la primera palabra que los niños aprenden para decir padre.

«Esto es el sistema episcopal llevado a su conclusión lógica. El sistema católico-romano pretende no solamente basarse en los sucesores de los apóstoles sino en el sucesor de Pedro, del cual dice haber tenido la primacía entre los apóstoles, y cuyo sucesor ahora se reconoce como el representante especial de Cristo. La Iglesia de Roma es por su naturaleza una monarquía absoluta, bajo el control de un papa infalible, el cual tiene el derecho de regular la doctrina, adoración y gobierno de la Iglesia. Bajo él existen clases y órdenes inferiores, a los cuales se imparten una gracia especial, y cuya responsabilidad es gobernar la Iglesia bajo la autoridad de sus superiores y, últimamente, bajo la autoridad del Sumo Pontífice. La gente no tiene en absoluto ninguna voz en el gobierno de la Iglesia.» (ídem., p.580).

Gobierno Presbiteriano

La palabra «Presbítero» deriva del griego presbúteros («anciano» 1ª Ped. 5:1; cp. «presbiterio» el conjunto de los presbíteros o ancianos – 1ª Tim. 4:14).

 «La iglesia se gobierna por un cuerpo de ancianos quienes tienen que hacer un informe y recibir la aprobación del presbiterio, y el presbiterio del sínodo, y el sínodo de la asamblea general que es el cuerpo supremo sobre todas las iglesias presbiterianas que están bajo esta forma de gobierno en ciertos paises y en ciertos distritos..» (G. H. Lacy, Teología Sistemática, p. 336)

Berkof, un teólogo reformado de la iglesia presbiteriana, reconoce que este sistema impone ciertas limitaciones a las congregaciones cuando tiene que ver con el conjunto de las iglesias; sin embargo cada iglesia queda libre para tomar las decisiones que estime convenientes mientras no afectan a la denominación en sí. (ver p. 581 en su Teología)

Gobierno  Congregacional, el Bíblico

El término «Congregación», en el Nuevo Testamento procede de dos palabras distintas en griego: ekklesía (Heb. 2:12; 12:23) y sunagogé (Hch. 13:43; Stg. 2:2). La primera es la palabra griega para «la asamblea de los ciudadanos griegos» y la segunda es la hebrea para «la asamblea de los judíos». La connotación de ambas es una asamblea capacitada para tratar y resolver asuntos que conciernan a la asamblea (o congregación).

Este sistema contempla a cada congregación como una unidad completa en sí misma e independiente de las demás. En estas iglesias el poder congregacional reside en los miembros de la congregación. Las iglesias que practican una democracia pura (o intentan hacerlo), celebran reuniones de negocios a menudo, porque cada asunto tiene que ser tratado y decidido por la mayoría de la membresía, lo cual no tiene asidero en las Escrituras. El gobierno de nuestras iglesias no es democrático, sino que es congregacional. Si la iglesia decide en cada asunto, terminará en caos, y comenzará a desviarse de la doctrina. Este ha sido un problema evidente en muchas iglesias Bautistas que procuran practicar la democracia en el gobierno de sus iglesias.

Algunas iglesias Bautistas usan el gobierno representativo, y quizá sea la mayoría de las iglesias bautistas que practican esta forma de gobierno. La congregación ostenta la máxima función de gobierno, y es el órgano superior de la iglesia; sin embargo, delega muchas de las responsabilidades respecto al gobierno de la iglesia en un cuerpo de representantes (algunas copian el sistema presbiteriano con un «Consejo de Iglesia», que es elegido de entre la congregación. Los pormenores de esta forma de gobierno varían de iglesia en iglesia según los Estatutos y Reglamento de Régimen Interno de cada iglesia. Nosotros no practicamos el gobierno representativo, sino solo en aquellos asuntos que sí le competen a la iglesia. Debemos recordar que un gobierno congregacional es un gobierno jurídico, sujeto a las leyes estabecidas. El gobierno de la iglesia se sujeta a las enseñanzas de la Biblia, y por tanto, no es una democracia, sino un gobierno donde Dios rige y las iglesias obedecen. Los miembros mismos son los responsables de llamar a un pastor,  que guiará a la iglesia en las doctrinas bíblicas. Ellos no tienen que dar razón a ninguna otra persona o junta directiva, y reconocen a Jesucristo como la cabeza, y por eso, solo se sujetan también a la autoridad delegada de la iglesia local.

La Importancia de la Iglesia Local

No debe haber Control Denominacional. El término «LA IGLESIA BAUTISTA», solamente puede ser usada como «institucionalidad», pero realmente no existe eso de «Iglesia Bautista», porque cada iglesia es local, independiente y soberana en sus asuntos. Siempre hay que hablar de Iglesias Bautistas cuando se refiere a más de una iglesia local. Aunque hay «asociaciones», «uniones», convenciones» y «compañerismos», no es correcto en absoluto hablar de la «Iglesia Bautista» como si todas fueran una sola, porque sencillamente no existe (p.e. Pablo no habla de la «Iglesia de Galacia», una región, sino de las iglesias de Galacia – Gál. 1:2.)

La iglesia Autoridad Máxima en Desacuerdos. El relato de la reunión de Pablo y Bernabé con la Iglesia en Jerusalén en Hechos 15 ha sido la fuente de mucha polémica acerca de la autoridad de decisiones tomadas en «concilios» sobre las iglesias locales. Pero al analizar Hechos 15, encontramos que la palabra «concilio» no aparece en el texto, el titular es una añadidura de la Sociedad Bíblica. Cada vez que «concilio» aparece en el Nuevo Testamento es traducido de sanedrín, el
cuerpo de máxima autoridad entre el pueblo hebreo, que nunca se usa con referencia a las iglesias cristianas. Veamos el caso de Hechos 15, según su contexto literal:

  1. ¿Quiénes querían tratar el asunto en cuestión? (vs. 2) Pablo y Bernabé.
  2. ¿Fueron a Jerusalén con qué autoridad? (vs. 3) Fueron enviados por la iglesia en Antioquía.
  3. ¿Quiénes trataron el asunto allí? (vs. 6) Sólo los apóstoles y los ancianos.
  4. ¿Qué verbo mejor describe su decisión? (vv. 22,25, 28) La frase «pareció bien», es un verbo que indica que estaban TODOS de acuerdo, en unanimidad. No solo la iglesia, sino que TODOS. Esto sugiere que si los Apóstoles no hubieran estado de acuerdo, el asunto no pasa.
  5. ¿A quiénes se dirigió la carta? (vs. 23) a las iglesias en Antioquía, Siria y Cilicia.
  6. ¿Dejaron a las iglesias tomar decisiones doctrinales? (v. 28). No, sino que les indicaron cuál era el procedimiento. Esto es debido a que la doctrina de la Escritura está sobre las decisiones de la iglesia.
  7. Entonces, ¿se puede considerar como «epístola universal»? No es dirigida a «todas las iglesias», sino  aun grupo específico. Eso indica que no aplica a todas las iglesias. Entonces, ¿por qué se usa para establecer concilios o para dar a la iglesia una autoridad que no es propia? Las iglesias se rigen por las doctrinas
  8. ¿Qué asunto fue rectificado en la carta? (vs. 24). Aunque el tema a discutir era la «circuncisión», es interesante que los Apóstoles, anianos y la iglesia, no les dieron oportunidad de seguir con sus enseñanzas. Esto es porque no es doctrina bíblica cristiana, y es suficiente para prohibirlo o impedirlo. Las iglesias no pueden ni deben tomar decisiones sobre las doctrinas de la Biblia, como el Bautismo, la Cena del Señor, o el gobierno pastoral enseñado en la Escritura.
  9. ¿Las cuatro cosas mencionadas fueron prohibidas como mandamiento o se trata más bien de una sugerencia? (vs. 29). Son una ordenanza (“…si os guardareis, bien haréis”), porque de no guardarlas, no les iría bien.

De no tener autoridad los Apóstoles sobre las iglesias de Antioquía, ¿por qué acudieron a Jerusalén? ¿Por un consejo? Ciertamente que había una autoridad que consideraban propia en Jerusalén, y era la autoridad de los Apóstoles (cf. Ef. 2:20).

Los Oficiales de la iglesia

  1. En Hechos 1:15-26, se dice que «señalaron» (vs. 23) a 2, los 120. La parte curiosa es que Jesús tenía una congregación de 500 personas (1ª Cor. 15:6). Seguramente los 500 eran «asistentes», y los 120 miembros activos de la iglesia.
  2. En Hechos 6:1:6, los apóstoles encomendaron la tarea de elegir a los 7 hombres a la congregación; pero la congregación no decidía sobre ellos. Solo los eligieron y tuvieron que presentarlos a los Apóstoles, quienes oraron y los ordenaron como ministros. Esto recuerda otra vez que la autoridad recae sobre la Escritura, y la iglesia no puede elegir o escoger personas que no reúnan todos los requisitos bíblicos dados por el Señor en el NT. Sin embargo, muchas iglesias, ejerciendo un gobierno democrático, han tenido personas carnales, divorciadas, separadas, en pecados sexuales o en problemas morales de diversas índoles, entre sus liderazgo. La democracia es un gobierno manejado por manipulación, no por conocimiento y comprensión.
  3. En Hechos 13:1-4, el verbo «despedir» (vs. 3), viene de apolúo, que también se traduce «enviar» en Hch. 15:30. Este verbo griego que significa lit. «poner en libertad, dejar ir» implica más que una simple comisión de ir, implica que los que les enviaron hubieran estado contentos en retener a los enviados. (W. E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento). Esto indica que los misionero, bajo la autoridad de la iglesia local, pueden bautizar y establecer iglesias.
  4. En Hechos 14:26-28, («encomendados» es lit. «entregados» – vs. 26) por la iglesia en Antioquía.
  5. En Filipenses 4:15, vemos que el dar a un misionero es un deber de cada iglesia, y no es una opción de decidir si se da o no. Es deber de la iglesia local apoyar las misiones y a los misioneros que sn enviados debidamente, siendo ordenados en una iglesia con autoridad apostólica.

La Autoridad Máxima en la Disciplina

Según Mateo 18:15-17, Cristo ordenó jurídicamente a la iglesia para poder juzgar entre hermanos, pero la máxima pena a la exclusión, es solo posible cuando la asamblea local considera que debe ser así. Sin embargo, en 1ª Corintios 5:1-5, 13 Pablo ordenó y exigió a la iglesia de los corintios que ejercieran la autoridad sobre el pecados, y lo expulsaran de la asamblea. La iglesia de Corinto actuaba democráticamente, y decidió mantener al pecador, y estaban «envanecidos». Pablo da una orden directa a la iglesia para que cumpla con su responsabilidad de obedecer el mandamiento dado en la Escritura.

La membresía de nuevos miembros se realiza por aprobación de la iglesia.

«Ninguna iglesia podría ser considerada justamente responsable de su propio carácter y hechos, si no pudiera gobernar la puerta de entrada» (H. Harvey, La Iglesia, Su Forma de Gobierno y Sus Ordenanzas, p.41)

La autonomía e independencia no es el aislamiento, ni tampoco es la democracia pagana con cara cristiana; tiene que ver con el gobierno y la administración de cada iglesia individualmente, sujeta a las doctrinas de la Biblia. Las iglesias pueden y deben tener comunión con otras iglesias de la misma fe y práctica, pero deben ser iglesias de la misma doctrina Bautista.

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