Ah, Señor mío, si Jehová está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas sus maravillas que nuestros padres nos han contado diciendo: ¿No nos hizo subir Jehová de Egipto? Jueces 6:13 .
Cuando oramos, lo hacemos porque creemos que Dios intercede en las vidas de los hombres y de las naciones. Nos gusta leer en nuestras Biblias acerca de los grandes hechos que Dios ha realizado a lo largo de nuestra Biblia. Ser un creyente en la Biblia es creer que Dios puede y hará milagros, pero que esos milagros se limitan a las promesas de su palabra. Oramos por los enfermos, oramos por el poder de Dios en la predicación, oramos por viajes seguros, oramos por matrimonios y oramos por todos aquellos que están en autoridad.
Estas y algunas otras cosas son cosas para las cuales podemos encontrar instrucciones y mandamientos específicos en nuestras Biblias y tener confianza en que el Señor podría intervenir de acuerdo con nuestras oraciones. He conocido a muchas personas que han aplicado mal las promesas apostólicas a sí mismas y han creído que si pedían algo en el nombre de Jesucristo, Dios estaba obligado a concederles su petición. Las iglesias están llenas de personas que hablan como si tuvieran una gran fe, pero en realidad están hastiadas. Se han atribuido promesas que no estaban destinadas a ellas y luego, en silencio, han comenzado a dudar de Dios.
Cuando ocurre un milagro, los seres humanos que no creen en las Escrituras, encuentran razones mundanas para justificarlo. Es probable que el nuevo nacimiento y la regeneración del creyente estén sujetos con mayor frecuencia al razonamiento carnal de los seres humanos. En mis 11 años como pastor Bautista, he visto al Señor llenar lentamente los bancos de la iglesia con alcohólicos que han perdido el gusto por el alcohol y la embriaguez; he visto a los agresores volverse amorosos con sus esposas e hijos; he visto a los desdichados encontrar esperanza y amor, a los niños encontrar la seguridad en padres que una vez no supieron cómo dársela; e incluso he visto a los orgullosos volverse humildes sometiéndose al Señor.
Los familiares y amigos, los trabajadores sociales y los médicos de estas personas, tienden más a atribuir los cambios a algún factor psicológico que al Dios de Verdad, y no pueden creer que se les haya dado una nueva naturaleza. Tal vez vean a Dios como un factor en lo que sucedió, pero atribuir los asombrosos cambios a Dios está más allá de su nivel de fe, que es razón humana.
De la misma manera, cuando los eruditos leen acerca de la división del Mar Rojo, o del maná que comió Israel, o de cualquiera de los muchos milagros descritos en la Biblia, buscan una explicación mundana que les dé el consuelo de creer en la Biblia, pero creen que no son tan ingenuos como pensar que había muros de agua de cada lado en el camino de huida de Israel de Egipto; y a cambio, buscan a tientas un razonamiento que les parezca más científico, como la fluctuación de los niveles de agua en los pantanos que rodean el Mar Rojo, o que era una hipérbole.
Curiosamente, todo este razonamiento mundano ofende al neoevangélico que se enorgullece de creer que los milagros son literales en todo tiempo y época. Los evangélicos creen firmemente en los milagros, hasta que se enfrenta a uno de los pocos milagros absolutamente garantizados en el Nuevo Testamento:
El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán (Marcos 13:31).
Al igual que el humanista, que busca explicaciones humanas para la conversión de los pecadores, o igual al liberal, que busca explicaciones mundanas para los milagros bíblicos, el neoevangélico tiende a considerar la Biblia a través de la lente de la arqueología, de la crítica textual, y rechaza la intervención divina en la preservación de las Palabras de Dios.
La Biblia Reina-Valera es más que un milagro; es la evidencia de la Preservación de las Palabras de Dios. La Reina-Valera es una prueba viviente de la intervención de Dios en los asuntos y vidas de los hombres, que se ha extendido mucho más allá de los tiempos apostólicos. Esa explicación, aunque prometida y demostrada en las Escrituras, es simplemente demasiado descabellada para el neo-evangélico promedio, que se jacta de creer en milagros, hasta que se enfrenta al milagro más evidente y comprobable.
De hecho, el rechazo es doble, porque no pueden creer que las palabras literales de ningún libro de las Escrituras hayan sobrevivido a través de la historia, y aquellos pocos que son defensores del Textus Receptus, que sí creen que el Santo Libro es preservado, no creen que esas mismas palabras sean tan potentes y divinas cuando se traducen a otro idioma. Tanto la transmisión de las Escrituras, como su aparición en un español perfecto, ofenden el impulso humanista básico del hombre pecador, que relega todos los milagros al razonamiento carnal, y que procura defender, desde la perspectiva académica, una verdad sencilla de la misma Escritura.
¿Por qué no captan las señales en el Libro de Dios? ¿Acaso habló Jesucristo en griego? Entonces, ¿por qué se registró todo el Nuevo Testamento en griego? Si la antigua herejía, de que ninguna traducción puede ser fiable y preservada es realmente cierta, entonces lo que escribieron los autores del Nuevo Testamento no pudo haber sido inspirado, porque inevitablemente, se ha perdido con los originales. Jesús habló en hebreo o en arameo, pero ellos lo registraron en griego, guiados por el Espíritu Santo… es decir, ¡tradujeron las palabras de Cristo!
La primera predicación pública del Evangelio se hizo en hebreo y se escuchó, por lo menos, en 17 idiomas diferentes:
¿Y cómo le oímos nosotros hablar cada uno en nuestra propia lengua en la que hemos nacido? (Hechos 2:8 ).
Si es cierto aquel viejo y desgastado tropo, de que una traducción no puede ser fiel y preservada con la eficacia de la obra del Espíritu Santo, entonces, los oyentes de la primera vez que se predicó el Evangelio, no escucharon las Escrituras inspiradas, sino que escucharon una traducción que no podía ser fiable.
Echa tu pan sobre las aguas, porque después de muchos días lo hallarás, Eclesiastés 11:1 .
Y me dijo : Las aguas que has visto donde la ramera se sienta, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas, Apocalipsis 17:15 .
Dios ha arrojado el pan de vida sobre las muchas aguas de esta tierra, pero las naciones engañadas por la Ramera de Babilonia, se les han ofrecido las Escrituras., pero la han desechado en su delirio académico. Pero muchas de esas naciones han participado de la verdad bíblica con gusto, y creo que no hay ninguna más influenciada por las Escrituras, que las naciones de habla española. La Biblia ha estado en España incluso mucho antes de Jonás, y ha sido preservada en el latín, luego en el antiguo castellano, y posteriormente, en el español de Casiodoro de Reyna. De hecho, es la primera Biblia traducida completamente de los originales al español, y es la única Biblia que ha servido de soporte en todas las demás traducciones a otros idiomas, incluyendo el inglés. Y a diferencia de las otras Biblias, la Reina-Valera es precedida por muchas versiones en español, y posteriormente, por muchas revisiones fieles. Ha sido tan profundo el impacto de la Reina-Valera, que la misma Real Academia Española reconoce su aporte imperecedero en la formación de nuestro idioma, y cómo diría uno de los expertos idiomáticos de la RAE: «Hablamos Reina-Valera».
No debemos perder el tiempo con los hermanos adherentes a otras ideas que rechazan las palabras de Dios, como dice la Escritura:
Y además, hijo mío, sé amonestado por esto: no hay fin para hacer muchos libros; y el mucho estudio es fatiga de la carne (Eclesiastés 12:12).
Por cada hecho descubierto para apoyar la Santa Biblia Reina-Valera, hay innumerables libros escritos para ridiculizar y menospreciar este santo Libro, y ha surgido la ridícula idea de que Dios quizo darno su perfección en «un libro infalible en inglés». La KJV es la Palabra de Dios para el inglés, pero jamás para el español, que le antecede y que fue usado como guía para corregir el inglés. Dios ha bendecido al pueblo inglés, y hemos tenido muchos misioneros venidos de allá, pero no podemos entender cómo han llegado a creer que su traducción es perfecta para los demás idiomas.
Existe un campo fértil para enseñar la verdad de la Reina-Valera, y los mares agitados de la humanidad necesitan saber que Dios nos prometió una Biblia preservada y fiable, y que cumplió su promesa en la Reina-Valera. Las prostitutas, los fornicarios, los heridos, los borrachos, los que abusan de sí mismos con la humanidad, los irrespetuosos con sus padres, los verdaderamente perdidos y desesperanzados, podrán ser salvos al saber que Dios no los ha abandonado; se podrán regocijar al ver que Dios les ha dado un libro entendible, confiable y accesible para ellos.
Pero de aquellos que parecían ser algo, (lo que sea que hayan sido, no tiene importancia para mí: Dios no acepta la persona de nadie:) porque los que parecían ser algo en la conferencia no agregaron nada a mí, Gálatas 2:6.
No tengo la intención, cuando doy una conferencias sobre la Reina-Valera, que la gente crea que la infalibilidad es de la Santa Biblia Reina-Valera. No me motivan las declaraciones de fe cuidadosamente elaboradas que dicen mucho sin decir nada, que hablan de inspiración verbal y plenaria, pero luego afirman que no tenemos en español ni en griego una Biblia confiable, sino que debemos depender de eruditos no salvos para saber la Palabra de Dios. Tal como dijo el apóstol Pablo:
Vuestra sangre sea sobre vuestras cabezas; yo estoy limpio; de aquí en adelante iré a los gentiles, Hechos 18:6.
No perderé el sueño por el ruckmanista o el crítico que analiza las palabras sobre las Escrituras, e impone su criterio sobre las Palabras de Dios. Voy por los mares agitados de la controversia. Los que aman a Dios escuchan y escucharán la verdad.
La Biblia está para el perdido, no para perder el tiempo discutiendo sin razón. Creo que la Reina-Valera es la Palabra fiel, y que solamente en ella podemos encontrar con certeza las Palabras de Dios; no obligo a nadie creerlo, ni tampoco lo exijo. Cada quien es responsable de evaluar, defender o rechazar lo que escucha.
En nuestro Seminario enseñamos que los originales son inspirados, pero que las palabras han sido preservadas fielmente en los manuscritos, en los pergaminos y actualmente en nuestras Biblias. Se les enseña cómo confiar en sus Biblias y sólo en sus Biblias. No sucede lo mismo con los pecadores que actualmente están rechazando la Reina-Valera, y a semejanza de los ruselistas, están traduciendo del inglés al español. Cuidado Bautistas, que Dios les dio sus palabra en la Reina-Valera, y personas que ni saben el español, vienen mintiendo y poniendo una traducción a su gusto en sus púlpitos. No se vendan por dinero ni por edificios; amen a Dios y muestren el cambio. Seamos pueblos de habla española que defienden su Biblia y su traducción.